Si bien por todos es sabido el problema que tienen las mujeres con eso del tiempo y la fertilidad, lo que no sabemos tanto es que los hombres, aunque no tan despiadadamente, también ven peligrar la calidad de sus espermatozoides, y por lo tanto su fertilidad, a causa del insoslayable paso del tiempo. Por eso, si queremos tener un bebé, hemos de ser conscientes de que la edad es un importante factor a tener en cuenta, pero no sólo de las mujeres, ¡también para los hombres!
Muchos hombres caen en la errónea concepción de la fertilidad eterna. Es verdad que son capaces de producir espermatozoides y de eyacular durante toda su vida, sin embargo, el paso del tiempo también puede acusar cambios en el seminograma así como incidir en la oxidación de los espermatozoides, reduciendo notablemente su capacidad de fecundar. Además, el daño en el material genético contenido en los espermatozoides se incrementa con la edad y puede ser causa de enfermedades en los hijos.
Los espermatozoides también se afectan con el paso del tiempo
Así pues, ¡desterremos tópicos! El paso del tiempo también afecta a la fertilidad masculina. ¿Hasta qué punto? ¿A partir de qué edad? ¿A todos los hombres por igual…? Son muchas las preguntas que surgen debido al desconocimiento de este tema, por eso es importante saber que el envejecimiento fisiológico del aparato reproductor masculino se manifiesta en tres aspectos: la reducción del volumen seminal, el porcentaje de espermatozoides de máxima movilidad y favorece la oxidación y la posibilidad de causar lesiones en la secuencia del ADN de los espermatozoides.
Por esta razón, la edad paterna avanzada también se asocia con alteraciones en los cromosomas y mutaciones nuevas que pueden manifestarse en forma de esterilidad o enfermedades y malformaciones congénitas en los hijos. El riesgo de mutaciones espontáneas de un gen puede ser 5 veces mayor en un padre de 45 que en uno de 20 y entre las patologías que más se relacionan con la edad paterna están el síndrome de Down o el de Klinefelter, esquizofrenia, autismo, o esclerosis tuberosa, Marfán, Síndrome de Apert, aniridia y retinoblastoma bilateral.
Es decir, que el reloj biológico también corre para los hombres, y lo creamos o no, según las últimas investigaciones, este empieza a ir más rápido a partir de los 30 años, de hecho, estos estudios afirman que el rango de edad más fértil de los hombres es el mismo que el de las mujeres. Así, a partir de los 35 años, la fertilidad masculina puede disminuir hasta en un 21 y un 23% por año, como consecuencia de la caída de la calidad del semen. La motilidad desciende un 0,7 % cada año, pero es que además, lo hace desde muy pronto, con 30 años, la probabilidad de que la movilidad de los espermatozoides esté por debajo de lo normal es de un 40%. En cuanto a la morfología de los espermatozoides, la disminución anual en el porcentaje de espermatozoides normales oscila entre el 0,2 y el 0,9%. Y el volumen del semen disminuye a un ritmo de un 0,5% al año.
A partir de los 40 años, la fertilidad masculina declina hasta en un 70%, y es en esta década cuando además, el esperma comienza a aumentar sus problemas de fragmentación del ADN. Por esta razón, muchos países ponen el límite a esta edad para los donantes de semen. Asimismo, otros factores que también inciden en la fertilidad y se agravan con la edad son la disfunción eréctil, la hipertrofia en la próstata, la reducción de las células productoras de testosterona o la esclerosis testicular.
Sin embargo, hay que decir a su favor, que hay ciertas cosas que los hombres pueden hacer para retardar o disminuir la velocidad del reloj biológico, todas ellas relacionadas con hábitos de vida saludables: practicar ejercicio regular, mantener un peso sano, no fumar, ni beber… la edad no es, por supuesto, el único factor que determina la infertilidad masculina, pero desde luego incide en ella mucho más de lo que habitualmente se cree.