No consigo volver a quedarme embarazada. ¿Qué puedo hacer?Hay muchas parejas que pese a haber tenido un primer hijo sin problemas, el segundo se hace esperar o directamente no llega. En estos casos, a la frustración se le une la incomprensión más absoluta, sin embargo, es importante saber que los éxitos pasados no garantizan los éxitos futuros y que las causas por las que no se tiene un segundo hijo pueden ser las mismas por las que no se consigue tener ninguno.

Infertilidad secundaria ¿Qué es?
Se conoce como infertilidad secundaria a la incapacidad de tener un bebé cuando ya se ha tenido uno o más anteriormente. Esta, al igual que la primaria, se considera cuando tras 12 meses intentando concebir un nuevo hijo de forma natural, no se consigue.
Desde el punto de vista social, el infertilidad secundaria no suele percibirse como un problema tan importante como la primaria, pues se entiende que ese hijo que ya se tiene puede resultar un consuelo para los padres, sin embargo, lejos de esto, el proceso de duelo y aceptación de la infertilidad no es más sencillo que cuando no se tiene un hijo. En algunos casos, incluso, puede generar muchísima más frustración, pues al estrés de la infertilidad en sí se le suma la incomprensión de familiares y amigos, que lo aprecian como un problema menor.
Causas de la infertilidad secundaria
Las causas de la infertilidad secundaria son las mismas que en la primaria, y al igual que estas siguen la regla de los tres tercios: en un tercio la causa es exclusivamente femenina, en otro tercio es sólo masculina y en otro tercio es mixta.
La edad de la madre tiene un peso muy significativo; a mayor edad no solo disminuye la posibilidad de fecundación, sino también aumenta la tasa de aborto. Si tu primer embarazo fue antes de los 35 años y ahora pasas los 40, es normal que las posibilidades de concebir bajen; según los expertos, la fertilidad secundaria afecta de forma significativa a las mujeres de mayor edad.
Por otro lado, los trastornos ovulatorios, la endometriosis, el varicocele y otras afecciones pueden dar la cara por primera vez tras un embarazo y nacimiento previo. Muchas veces simplemente es cuestión de un cambio significativo en los hábitos de vida lo que está provocando dificultades que antes no había: un incremento o disminución excesiva de peso tras el parto, tabaquismo, estrés o ejercicio físico extremo son factores que pueden incidir de manera negativa en la fertilidad porque afectan tanto al semen como a la capacidad reproductiva de la mujer.
Por otro lado, también puede aparecer infertilidad sin explicación aparente: una pareja puede tener un problema que no ha sido detectado y que, a pesar de este, tuvieron suerte y lograron el primer embarazo. Sin embargo, la causa sigue ahí y para el segundo ya no hay tanta suerte.
Es muy importante estudiar a cada pareja en particular. Los tratamientos de fertilidad son igual de efectivos en casos de infertilidad primaria como en secundaria. Aunque muchas parejas tardan más tiempo en ser conscientes del problema cuando ya se ha tenido un hijo, es importante no perder tiempo y acudir a un clínica de fertilidad de la misma manera que se haría si no se hubiera tenido un hijo antes; es decir, si transcurre un años de intento de concebir sin resultados -seis meses si la mujer es mayor de 35 años- o si se producen dos abortos consecutivos.
