¡Que levante la mano aquella que nunca haya tenido candidiasis!. Seréis la minoría, pues esta infección es una de las más comunes de entre todas las infecciones ginecológicas pues la sufren alguna vez en la vida de 3 de cada 4 mujeres. El causante es un hongo llamado Cándida albicans que suele formar parte, en pequeñas cantidades, de nuestra flora biológica natural, pero que el ácido del pH vaginal unido al efecto del sistema inmunológico y al resto de los demás microorganismos con los que conviven, controlan que su población no se multiplique exageradamente.
La Cándida está presente en la boca y el sistema digestivo de entre el 50 y el 80% de las personas, mientras que entre un 20 y un 50% de las mujeres tienen sus vaginas colonizadas por Cándida, sin que ello suponga que tengan una infección. Sin embargo, en cuanto sufrimos un trastorno en alguno de los factores que mantienen a raya la población del hongo, este se multiplica y es entonces cuando causa la infección con sus molestas manifestaciones.
El síntoma más importante de la candidiasis es el picor vaginal, que suele venir acompañado de un flujo vaginal anormal -a veces la secreción es blanca, ligeramente acuosa y otras un flujo espeso y abundante similar al requesón-, relaciones sexuales y micción dolorosas así como enrojecimiento e inflamación en la vulva. Aunque se pueda pensar que esta infección se contrae por contacto sexual, lo cierto es que en la mayoría de los casos no es así, sin embargo algunos hombres pueden sentir picor y erupciones en el pene después de mantener relaciones con una mujer que tenga infección. A su vez, una mujer puede adquirir Cándida por una relación sexual, sin embargo eso no significa que vaya a desarrollar la infección, ya que el hongo recién adquirido tendrá que enfrentarse a los mismos factores de defensa que una Cándida del propio organismo. Lo más habitual es que la candidiasis surja por la presencia ya existente del hongo, que ha visto su oportunidad de multiplicarse al encontrar una manera de superar las defensas de nuestro cuerpo.
Asimismo existen factores de riesgo que predisponen a sufrir candidiasis; la diabetes, obesidad, el estar tomando antibióticos, los cambios hormonales o la inmunodepresión son algunos de los más importantes y comprobados. Existen otros factores externos, como llevar ropa húmeda o ceñida en la zona genital, que también se les ha asociado una relación con el aumento de la candidiasis, sin embargo, no están del todo comprobados.
Para confirmar un diagnóstico de candidiasis, el ginecólogo debe pedir una prueba de flujo para ser examinado en el laboratorio, sólo así se puede establecer con certeza el exceso de Cándida o cualquier otra infección vaginal. El tratamiento para los casos más sencillos de esta infección consiste en la aplicación de cremas vaginales o en la administración de una dosis única de fluconazol, un comprimido de 150 mg; ambas fórmulas tienen altas dosis de éxito, pero por su comodidad, la dosis por vía oral es la más utilizada. Si la infección es recurrente o los síntomas son muy agudos, el médico valorará incrementar el tratamiento.
Aunque la candidiasis no afecta directamente a la fertilidad, sus síntomas pueden hacer muy molestas las relaciones sexuales. Por esta razón, es conveniente que te pongas en manos de tu médico si comienzas a sentir síntomas de esta infección, para que te administre el tratamiento necesario lo antes posible.