Una de las causas de infertilidad que pueden darse en las mujeres es el llamado Síndrome de Asherman, una condición adquirida que suele surgir tras una infección o alguna cirugía de útero, normalmente después de haberse practicado un legrado uterino como tratamiento de un aborto.
Generalmente, este problema que ocurre después de varios legrados, se caracteriza por la presencia de cicatrices dentro de la cavidad del útero, y como consecuencia formación de adherencias. Esto significa que en muchos casos las paredes del útero se pegan entre sí; y en otras ocasiones, las adherencias solo se producen en una pequeña parte del útero La forma del útero generalmente no se altera y para estudiarlo es necesario poner una cámara dentro del útero (histeroscopia) ya que con una simple ecografía no es suficiente.
El síndrome de Asherman es una enfermedad considerada poco común, sin embargo también se cree que, si resulta poco diagnosticada, es debido a que normalmente no se detecta por los procedimientos rutinarios, como una ecografía básica. Se estima que afecta a un 40% de mujeres que han sufrido un legrado por retención de restos de placenta después de un parto o por un aborto incompleto. Se cree que este síndrome puede estar detrás de entre el 5 y el 39% de las pacientes que sufren abortos de repetición, es decir, pacientes con abortos recurrentes.
El Sd. de Asherman se caracteriza por síntomas poco específicos y muy variables, periodos ausentes o escasos, dolor pélvico o abdominal, incluso sin relación con la menstruación, abortos de repetición e infertilidad. Si bien todos estos síntomas pueden aparecer a consecuencia de muchos otros problemas ginecológicos, si surgen después de una cirugía en el útero, es importante acudir a nuestro ginecólogo para que nos realice las pruebas específicas que lo diagnostica.
Cómo diagnosticarlo
El método más fiable y eficaz para detectar esta anomalía se llama histeroscopia; una prueba que consiste en introducir una pequeña cámara dentro de la cavidad uterina que permite al médico observar la matriz directamente. Otra prueba para hacer el diagnóstico es la llamada histerosalpingografía, que combina una radiografía con el uso de un líquido de contraste, que al introducirlo en el útero “dibuja” su forma y la de las trompas.
Los casos de síndrome de Asherman se clasifican como leves, moderados o graves en función de la extensión de las adherencias. Curarlo por completo dependerá del grado en el que este se presente, ya que, cuanto más severo sea, más probabilidad existe de que haya reaparición de las adherencias. Además, existe un tipo de síndrome, denominado “Asherman incurable” o esclerosis endometrial, en el que el endometrio ha sido completamente sustituido por el tejido firótico de las adherencias.
Si estamos buscando un embarazo, la presencia de adherencias uterinas puede comprometer seriamente que éste pueda desarrollarse con normalidad. Por ello, es necesario remover estos tejidos para que pueda producirse la gestación. El Sd. de Asherman ha de ser tratado por un cirujano experto mediante histeroscopia, pero es muy importante prevenir que se reproduzcan, para ello, existen diferentes métodos: algunos cirujanos prescriben suplementos de estrógenos para estimular el crecimiento del endometrio, y por tanto disminuir la posibilidad de adherencias. Otras opciones son la colocación de algún dispostivo dentro del útero manteniendo las paredes separadas, mientras éstas cicatrizan, como por ejemplo un DIU o un globo uterino, que es una pequeña sonda que se introduce en el útero y, una vez dentro se expande.
Si bien cada caso de síndrome de Asherman es diferente y dependiendo de la gravedad del mismo las expectativas y tratamientos serán diferentes, en general, es posible que las mujeres que son infértiles debido a esta condición puedan tener un bebé después del tratamiento.
