La máxima está clara: llevar una alimentación saludable es lo más recomendable para todos, y muy especialmente para las parejas que están tratando de concebir. En este contexto, sustancias como la cafeína y el alcohol, están relegados a la cola de los malditos; son como aquellos diablillos que, de sucumbir a sus supuestas bondades, te alejan del camino de la vida sana y, por lo tanto, no te ayudan en tu objetivo de concebir a un bebé sano.
Pero ¿por qué?, todos sabemos que ni la cafeína ni el alcohol son las sustancias que te suele recomendar el médico, pero ¿a qué se debe? ¿qué es exactamente lo que producen en nuestro interior?
Comencemos por el alcohol, amigo de las fiestas e inseparable de los buenos momentos que se celebran con un brindis. Consumir alcohol llena el cuerpo de radicales libres, átomos bastante dañinos y culpables, entre otras cosas, del envejecimiento celular. Esta invasión de radicales libres alteran el funcionamiento del cuerpo y perjudican la producción tanto de óvulos como de espermatozoides.
En los hombres el alcohol afecta a la secreción hormonal sexual, actuando directamente sobre los testículos donde se produce una disminución en los niveles de testosterona mientras aumentan los de estrógenos -las hormonas femeninas- este hecho conlleva la reducción del impulso sexual y de producción de espermatozoides. Beber más de dos copas y media al día, algo ya considerado demasiado, hace que el hombre produzca menos espermatozoides y que estos presenten incidencias en velocidad y forma; al tener menos espermatozoides y que estos sean más débiles, la posibilidad de que uno alcance el óvulo puede llegar a duplicar el tiempo habitual que una pareja tarda en concebir.
Para las mujeres, beber una bebida alcohólica al día, ya se considera beber alcohol en exceso, y se ha asociado a alteraciones en la producción de hormonas sexuales, en la maduración folicular y en la ovulación. Y en las pacientes sometidas a FIV que consumen bebidas alcohólicas en exceso, se ha documentado una menor respuesta ovárica, una calidad embrionaria inferior, una menor tasa de implantación, e incluso, una mayor tasa de aborto.
Además, el alcohol afecta negativamente en la absorción de vitaminas y minerales necesarios, entre ellos el zinc, fundamental para el proceso de división celular.
Por su parte, la cafeína, -que no sólo está presente en el siempre aromático café, sino también en el té negro, las bebidas de cola o en el chocolate- es un estimulante que pasa a la sangre al cuarto de hora de haber sido ingerido y que nos hace secretar adrenalina, una hormona que aumenta frecuencia del ritmo cardiaco y la presión sanguínea, dejándonos en un estado de alerta. Varios estudios concluyen que la cafeína afecta de manera negativa en la fertilidad, aunque no están muy claras cuales son las causas. Un estudio de la Universidad de Nevada de EEUU revela que la relación se encuentra en que la cafeína reduce la actividad muscular de las trompas de falopio, encargadas de llevar los óvulos desde los ovarios al útero, aunque este experimento sólo ha sido llevado a cabo con ratones.
Lo que sí se ha comprobado es qué más de tres tazas de café al día -o lo que equivale a cerca de 200 mg de cafeína al día- aumenta las posibilidades de sufrir abortos o bajo peso en los bebés, por lo que, los expertos son unánimes recomendando no superar esas cantidades de cafeína.
Muy interesante esta información, las personas que pensamos en tener hijos debemos pensar en modificar ciertos hábitos. Sobre todo ahora que se considera formar una familia a una edad mas avanzada, les comparto esta información que también hay que considerar
http://www.centromedicopadilla.com/como-influye-la-edad-en-la-fertilidad/