De los factores externos que más interceden negativamente en nuestro camino al embarazo son el estrés y la ansiedad. No sin razón, la frase que tanto hemos escuchado en el camino a la concepción que dice: “relájate y ya verás como te quedas embarazada”, aunque carece de bases científicas, si resulta, en muchas ocasiones, bastante certera. Los altos niveles de estrés afectan al hipotálamo, que es la glándula que regula, entre otras cosas, las hormonas que envían una señal a los ovarios para que produzcan óvulos. A las mujeres, un estado de estrés elevado les puede ocasionar desarreglos en el ciclo reproductivo y dificultar el saber cuando van a ovular. Los hombres tampoco se libran de esta influencia dañina; algunos estudios establecen una relación entre el estrés y una menor cantidad y calidad de los espermatozoides.
Además, las perturbaciones psicológicas que produce el estrés tampoco ayudan a tener relaciones sexuales habituales y placenteras, pues en muchos casos, reduce la libido, aumenta la irascibilidad, lo que puede originar problemas entre la pareja, así como inseguridad y malestar emocional.
En consecuencia, cualquier actividad, tarea u ocupación que nos ayude a controlar los niveles de estrés resultarán positivos y terapéuticos y, por tanto, nos ayudarán a conseguir nuestro sueño de ser madres.
Mandalas, el arte a través de las figuras
En esta ocasión os animamos a adentraros en el mundo de las mandalas y poner en práctica los principios terapéuticos del arte a través de estas figuras. Los mandalas son representaciones simbólicas espirituales y rituales del macrocosmos y el microcosmos, utilizadas, principalmente, en el budismo y el hinduismo, aunque también podemos encontrar patrones de mandalas en prácticamente todas las religiones mayoritarias. Pese a que cada uno es diferente, todos comparten ciertas características genéricas: poseen un centro y una periferia, que suele estar fijada sobre los cuatro puntos cardinales, mostrando un orden circular con un centro definido. En su composición utilizan figuras geométricas, generalmente círculos, pero también otras figuras como rombos, rectángulos, cuadrados, óvalos, etc. También suelen representar elementos de la naturaleza, tales como flores, animales, estrellas, agua, fuego etc. Y además, en su forma tiende a guardar una cierta simetría, la que los hace fácilmente identificables.
El término mandala llegó por primera vez a occidente gracias al psicólogo, psiquiatra y ensayista suizo Carl G. Jung, quien observó cómo sus pacientes, sin ser muy conscientes de ello, realizaban de forma intuitiva y espontánea dibujos de mandalas. El suizo sostenía que los mandalas representaban el mundo y la totalidad de la mente, incluyendo el consciente y el subconsciente. Él mismo utilizó mandalas en diversas terapias con el objetivo de alcanzar la búsqueda de individualidad en los seres humanos.
Dibujar y pintar mandalas es considerado una de las múltiples técnicas de relajación orientales, así como una herramienta muy eficaz de autoconocimiento para aplicarse en terapia del arte. Constituye, esencialmente, una forma de meditación en acción; permiten que nuestros pensamientos se liberen, que despejemos la mente, que nos sintamos en calma y logremos conectar con nuestro yo interior. Entre los muchos beneficios que podemos encontrar en el trabajo con mandalas tenemos que: estimulan la creatividad; ayudan a la concentración y a la atención; crean un ambiente de armonía; transmutan los sentimientos de ira y dolor; promueven el autoconocimiento y autodescubrimiento; desarrollan la paciencia… Sensaciones y acciones que nos ayudan a sentirnos bien con nosotros mismos, alejar el estrés y por lo tanto, disponernos en una situación más favorable para la concepción.
