El ciclo menstrual comienza el primer día que viene la regla y termina el día anterior a la llegada de la siguiente. Durante esos días -que oscilan entre 21 y 35- la producción hormonal experimenta muchos cambios que, desde el punto de vista psicológico, tienen una relación causa-efecto sobre las emociones de las mujeres. A diferencia de los hombres, que producen regularmente las mismas hormonas a lo largo de su vida con mínimas variaciones, la producción hormonal de las mujeres puede llegar a variar de un día para otro. Teniendo en cuenta que las hormonas determinan los efectos en la acción de los neurotransmisores -las moléculas que transmiten información de neurona a neurona e inciden en el ánimo-, es inevitable que estas fluctuaciones incidan notablemente en los estados emocionales de las mujeres.
Durante el ciclo se diferencian cuatro fases; la menstruación, fase folicular, ovulación y fase lútea. Durante la primera se produce, por un lado, una bajada de estrógenos, hormona que afecta a la excitabilidad, estimulación y tonificación del sistema nervioso. Además, el estrógeno también incrementa los niveles de neurotransmisores en el cerebro; químicos que incluyen endorfinas, encefalinas y serotonina, y que nos ayudan a sentirnos bien. Cuando el estrógeno baja también lo hacen estas sustancias por lo que es normal tener sentimientos de depresión, ansiedad e irritabilidad. La disminución del estrógeno también conlleva descenso del estradiol, principal hormona sexual, así que también se suele producir una disminución de la libido sexual. Paralelamente también disminuyen los niveles de progesterona. Esta hormona tiene un efecto armonizador que estimula la sedación y el sueño, colabora en la eliminación de exceso de líquidos, de irritabilidad y la tensión nerviosa. Al disminuir se produce el efecto contrario, es decir nos volvemos más irritables, tensas y con estados del sueño alterados.
Pasada la menstruación se inicia la fase que se conoce como folicular o preovulatoria. En esta etapa se inicia y completa el desarrollo folicular y culmina justo antes de liberar el óvulo. Al iniciarse esta base el hipotálamo produce sustancias que actúan en la hipófosis para que esta produzca la hormona folículoestimulante y la lutinizante. Estas hormonas hacen que el ovario segregue estrógenos -fundamentalmente estradiol- los cuales ocasionan que crezcan dentro de los ovarios pequeños folículos que contienen óvulos. Así, en esta fase los niveles de estrógenos comienzan a elevarse, la progesterona está aún ausente y los niveles de testosterona son aún mínimos. Emocionalmente hablando esto se traduce en que le damos la bienvenida a una agradable sensación de felicidad, renovación, alegría, frescura y optimismo. A partir de esta fase la apetencia sexual también se incrementa notablemente. Asimismo, sobre el día once o doce del ciclo se activan con más intensidad unas zonas del cerebro relacionadas con el sistema de recompensa que hacen que se sientan más satisfacción ante cualquier estímulo de recompensa, es decir; trabajar en metas sin necesidad de resultados inmediatos, probarte ropa sin necesidad de comprarla, implicarte en proyectos altruistas, cocinar para los demás… Cuando el estradiol está alto nos sobreviene la fuerza y la energía, este es el momento del ciclo en el que mejor nos sentimos.
La tercera fase corresponde al momento de la ovulación. Y de alguna manera el cuerpo te prepara, emocionalmente hablando, para la concepción. Cuando el óvulo culmina su maduración, la hipófisis produce un aumento brusco de la hormona luteinizante, -ya que esta es la hormona responsable de la ovulación-. Este óvulo, podrá ser fertilizado por un espermatozoide en un lapso de 12 a 36 horas, dando lugar al embarazo o expulsado en la siguiente menstruación. Nuestro organismo comienza a producir progesterona, a partir de ese momento irá en ascenso. El pico alto de estrógeno sumado a la influencia de la oxitocina hace que en esta fase se eleve la libido sexual; este es el momento en el que tenemos mayor oportunidad de quedar embarazadas y de alguna manera, nuestro cuerpo nos manda esas señales para continuar con la evolución y favorecer la procreación. Así aumenta nuestra disponibilidad, receptividad y deseo. El incremento de las fluctuaciones de estrógeno ocasionan una mayor producción de serotonina, lo que se traduce en una mayor energía, iniciativa y capacidad de decisión. Asimismo, las altas concentraciones hormonales, influyen en el hipocampo afectando positivamente el proceso de aprendizaje y la memoria; es decir, que durante la ovulación las mujeres alcanzan su mayor rendimiento intelectual.
En los primeros días de la fase lútea o postovulatoria continúan altos los niveles de estradiol y progesterona, y por lo tanto, las sensaciones y consecuencias anteriores. Sin embargo, debido a que la progesterona alcanza en estos momentos su punto más alto, es normal sentirse más somnolienta. Finalmente, la semana previa a la llegada de la regla los estrógenos y la progesterona disminuyen notablemente, ocasionando en muchas mujeres -aproximadamente el 75% de ellas- el llamado síndrome premenstrual, unos síntomas físicos y emocionales que en estados leves pueden permitirnos llevar adelante nuestra vida, pero que, sin duda, nos la dificultan. Emocionalmente en estos momentos del ciclo las mujeres pueden sentirse ansiosas, deprimidas, irritables, tensas, dubitativas, con dificultades para concentrarse y retener información, excesivamente autocríticas, hostiles, con cambios repentinos en el humor, con la autoestima baja… etc.
Conocer nuestro cuerpo y asumir estos cambios como naturales, nos permitirá sobrellevar con normalidad este vaivén hormonal al que el ciclo menstrual nos somete durante un largo tiempo de nuestra vida.
Porque antes de mi ciclo menstrual ya que me encuentro dormida me dan convulsiones?? Y he notado que me pongo de muy mal humor ..hasta agredir a mi propia familia.