Las mujeres estamos continuamente sujetas a las fluctuaciones hormonales, que además de los famosos cambios de humor y regulación del ciclo, también pueden jugarnos más de una mala pasada cuando se produce un descontrol hormonal.
¿Qué son las hormonas?
Las hormonas son las mensajeras químicas que se crean en las glándulas endocrinas y controlan la mayoría de las funciones corporales; desde necesidades básicas simples, como el hambre, hasta los sistemas complejos que necesita la reproducción, las emociones y el estado de ánimo pasando por el aspecto físico o nuestro peso. Aunque a las mujeres nos afectan especialmente, también lo hacen en los hombres.
Las hormonas fluyen por el torrente sanguíneo y activan diversos órganos del cuerpo, coordinándolo y facilitando que se den ciertos cambios. Entre otras cosas regulan el metabolismo, el ritmo cardíaco, el ciclo menstrual, la producción de leche durante la lactancia… Cuando hablamos de desajuste hormonal estamos utilizando un término genérico para hablar de los problemas que nos pueden dar las hormonas, puesto que hay diversas hormonas que pueden causar muchos problemas con síntomas muy distintos.
¿Cuándo suceden los problemas hormonales?
Generalmente los problemas hormonales se dan cuando existe un exceso o una bajada en la funcionalidad de las hormonas. Estos problemas suelen dar lugar a problemas en la piel como sarpullidos, acné, cambios de color y/o forma…; impotencia; subidas o bajadas de peso; cambios de humor; pérdida de cabello repentina y rápida; cambios de humor; depresión o tristeza repentina; problemas oculares y diversos problemas menstruales como hemorragias abundantes, dolor e inflamación en el abdomen, cólicos dolorosos, menstruaciones irregulares, coágulos en los sangrados, dolor de ovarios, manchado oscuro después de la menstruación, etc.
Descontrol hormonal
Y, ¿por qué se producen estas caídas o exceso en la funcionalidad de las hormonas?. Hay un gran número de casos que se deben a una predisposición genética; los problemas de tiroides, por ejemplo, se heredan, así como algunos tipos de cánceres u otra enfermedades en los órganos que tienen glándulas endocrinas. Las extirpaciones quirúrgicas, traumatismos o daños por radio y quimioterapia también pueden ocasionar problemas hormonales. Sin embargo, detrás de muchos de estos desórdenes se encuentra un viejo conocido: el estrés. No os contamos nada nuevo al deciros que el estilo de vida que llevamos influye directamente sobre nuestra salud, y el sistema endocrino es el principal foco de nuestro cuerpo que primero va a sentirlo.
Los altos niveles de estrés hacen que se libere cortisol y otras toxinas en nuestro cuerpo y esto hace que tengamos problemas para conciliar el sueño, que se nos caiga el pelo, que subamos o bajemos de peso o problemas con la menstruación. Asimismo, la alimentación también juega un papel clave en el orden hormonal; muchos expertos creen que uno de los principales motivos de los problemas hormonales es la resistencia a la insulina y la forma en la que nos alimentamos es esencial para no padecer un desorden metabólico. Consumir drogas, algunos medicamentos, los anabolizantes, los cambios en el equilibrio de líquidos y electrolitos son también factores que pueden causar trastornos hormonales.
También los cambios de peso tanto por defecto como por exceso , pueden ocasionar cambios hormonales, como falta de ovulación, o esterilidad.
Los problemas que las hormonas, en concreto del grupo denominado como “femeninas”, pueden acarrear a las mujeres es asimismo larga y variada. Resultan fundamentales para el ciclo menstrual y por lo tanto para el embarazo y la fertilidad y los problemas que pueden ocasionar sus desarreglos lejos de reducirse, se ven aumentados durante la menopausia, cuando además se aumenta el riesgo de sufrir otras enfermedades relacionadas, como es el caso de las cardiovasculares. Por todo ello es muy importante que las mujeres acudan a sus revisiones ginecológicas periódicas incluso después de la menopausia, para detectar posibles alteraciones hormonales.