La fase lútea es la última del ciclo menstrual. Comienza justo después de la ovulación y finaliza con la menstruación. Durante los días que dura la fase lútea, los ovarios, una vez han liberado el óvulo, involucionan al llamado cuerpo lúteo, un tejido de color amarillo especialmente rico en colesterol y que segrega progesterona. La función de este cuerpo lúteo es proporcionar las hormonas necesarias hasta que se genere la placenta. Asimismo la función de la progesterona es preparar el endometrio para la correcta implantación del embrión. Normalmente, esta fase dura entre 10 y 16 días, tiempo apto para preparar el endometrio como es necesario. Cuando dura menos de diez días se considera que la fase luteínica es corta o insuficiente.
Algunas de vosotras os habéis preguntado en este hilo qué pasa cuando vuestra fase lútea del ciclo es muy corta, pues bien, si nuestra fase lútea es corta, significa que estamos ovulando nueve o menos días antes de cuando nos baja la regla. Lo que sucede en estos casos es que la producción de progesterona en el cuerpo lúteo es muy breve, tanto que el endometrio no tiene tiempo de madurar y por lo tanto, no es capaz de soportar al embrión, que requiere de, al menos, 6 o 10 días para implantarse. Por esta razón se considera que una fase lútea corta aumenta el riesgo de sufrir aborto o infertilidad, relacionada con fallos de implantación
Cómo saber si estamos teniendo una fase lútea corta
No es fácil descubrir que nuestra fase lútea es corta si atendemos a los sutiles signos que nos indica el cuerpo, ya que, quienes padecen deficiencia de la fase lútea -DFL- tienen ciclos aparentemente normales; sólo un pequeño número de mujeres experimentan con frecuencia períodos especialmente breves. Sin embargo, ciclos de menos de 24 días y sangrados escasos y que duran pocos días, pueden ser indicativos de que nuestra fase lútea es más corta de lo normal.
En cualquier caso, las mujeres que están buscando un embarazo y sufren abortos de repetición o dificultad para quedar embarazadas, si además, llevan un calendario con sus días de ovulación, pueden percatarse de si su fase lútea está durando menos de diez días. Junto con la dificultad para concebir, otra señal obvia de este problema es tener unos niveles bajos de progesterona en sangre.
Una de las pruebas útiles para diagnosticar este problema, es realizar una biopsia endometrial dos días antes de la llegada de la menstruación. La muestra tomada permite determinar si existe retraso en el desarrollo del endometrio, indicio clave para diagnosticar fase luteínica corta. Este proceso necesita al menos dos biopsias que corroboren el retraso, por este motivo casi nunca se usa.
Detrás de la DFL pueden encontrarse problemas de hiperprolactinemia, es decir, producción excesiva de prolactina o anormalidad en la secreción o producción de gonadotropinas. Además, las mujeres mayores de 35 años son más propensas a sufrir fase luteínica corta.
Por suerte, tratar esta condición es bastante sencillo. Cada tratamiento depende de la causa que lo esté produciendo pero en general se suele administrar progesterona natural para contrarrestar la deficiencia y asegurar así la fertilidad. Si se está buscando un embarazo, el tratamiento debe tomarse desde la ovulación hasta completar las 13 primeras semanas de embarazo. De la misma manera, todas las técnicas de reproducción asistida, aconsejan usar progesterona en ese mismo periodo. Generalmente suele administrarse de manera vaginal, aunque ocasionalmente también puede hacerse por vía oral o intramuscular. En cualquier caso, debe ser el médico quien establezca el tipo de tratamiento y la forma de administrarlo.
