Cuando la infertilidad se hace presente en tu vida, todo lo que hay en ella se tambalea y se pone del revés.
La infertilidad provoca una crisis que genera un intenso estrés tanto individual como de pareja.
De repente, algo que tendría que ser íntimo, de tu pareja y tuyo, tener un bebé en la intimidad de tu casa, de tu cama, se convierte en algo compartido por un equipo de profesionales. Es más, sin ellos, no hay posibilidades.
Además, pasa el tiempo. Pasan los meses, pasan los años. Uno detrás de otro. Cada nuevo ciclo, es un ciclo de de esperanza, y cada menstruación, un nuevo sentimiento de fracaso, pena y desilusión.
Por otro lado, los tiempos de espera son matadores.
Esperar a la menstruación, esperar para hacerte pruebas, esperar para los resultados, esperar porque resulta que cuando íbamos a comenzar aparece un maldito quiste residual, esperar porque hemos hiperestimulado, esperar porque llegan periodos vacacionales…
Esperar, esperar y esperar.
Pero no solo esperar. A veces necesitamos parar.
Parar. Porque a veces necesitamos parar y reunir las fuerzas suficientes para poder superar otro negativo, otra pérdida. Necesitamos parar para reunir fuerzas para sobrellevar un nuevo tratamiento y volver otra vez a empezar.
Y lo peor de todo, nuestro reloj biológico no para. Casi puedes escuchar el tic tac en tu cogote. Son como cuchillos que se van clavando en nuestro corazón y que nos presionan. El tiempo se va, el tiempo se va, te dice una vocecilla.
¿Cómo no sufrir ante tal montaña rusa de emociones?
Es normal que dentro de nuestro cuerpo, de nuestra mente y de nuestro corazón aparezcan sentimientos y emociones nada agradables para nosotros, que nos hacen sentirnos mal.
Nos sentimos culpables porque igual no estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos. En nuestro caso, mi pareja y yo dejamos de fumar, de beber, comenzamos a hacer algo de deporte, a tomar vitaminas, a comer mejor, reflexoterapia, acupuntura…pero siempre pensaba que no estábamos haciendo lo suficiente.
Nos sentimos culpables por no poder alegrarnos como deberíamos por los embarazos que no son nuestros.
Nos sentimos culpables por sentir todo lo que sentimos. Como decía una compañera «me siento mal por sentirme mal»
Sentimos rabia. Porque no es justo. Porque no lo entiendo. Porque… ¿porqué yo no? ¿por qué nosotros no?
El miedo a encontrarnos con mujeres embarazadas, o con nuevas noticias de embarazos, o con bebés recién nacidos hacen que cada vez nos cueste más salir a la calle, quedar a tomar un café o cenar con los amigos. Yo, tuve una temporada que salía a la calle con el móvil pegado a la oreja (apagado). Así no tenía que pararme a hablar con nadie conocido que seguro me daba una noticia de un nuevo embarazo o me preguntaba sobre mi no embarazo. (vivo en un pueblo, de esos en los que «todos nos conocemos»)
Nos ahogamos porque estamos perdiendo el control sobre nuestra propia vida y sobre nuestra decisión de tener un hijo. Tener un bebé debería ser algo íntimo. Haces el amor con tu pareja y te quedas embarazada. Nosotros perdemos ese control y se lo damos a un completo desconocido.
Sentimos desesperanza e impaciencia, porque es difícil esperar, siempre esperar…
Y por si esto no fuera suficiente, el tiempo se para. Dejamos de planear, dejamos de tener proyectos, o lo que yo llamo estar en «stand by»
Así es que sí, la infertilidad pone patas arriba tu vida.
Hoy día hay muchos profesionales especializados, ¡búscalos! El papel de un psicólogo especializado se hace necesario en muchos casos. No lo dudes. Mi pareja y yo fuimos durante un año y fue una tabla de salvación. Pasamos una etapa difícil. Yo no entendía su forma de gestionar la infertilidad y él no entendía la mía. Las sesiones con la psicóloga nos hicieron escucharnos, entendernos, aceptarnos y acercarnos.
También existen grupos de apoyo en los que encontrarás personas que te van a entender. Anímate, estoy segura de que saldrás reconfortada.
Nosotras, desde la asociación Red Infértiles, podemos acompañaros en todo el proceso. Ese es uno de los motores que nos empujó a crearla, que nadie en su casa sienta ese vacío, esa soledad que sentimos nosotras. ¡No estás solo!
Helena Fernández
Presidenta de Red Nacional de Infértiles, asociación sin ánimo de lucro para pacientes con infertilidad y/o en reproducción asistida.
Twitter: @redinfertiles / FB / Instagram: @redinfertiles
Me siento tan identificada.Yo estoy ahora en el camino y pasanso por todo estos sentimientos.Gracias por tu apoyo