Los resfriados y gripes son tan habituales cuando llega el invierno que estamos acostumbrados a detectar sus síntomas nada más comienzan a aparecer, y de la misma manera que los identificamos nos apresuramos a tomar el fármaco que consideramos mejor previene y/o mitiga sus molestos síntomas, ya sea dolor de cabeza, congestión nasal, dolor de garganta, fiebre… Sin embargo, cuando estamos embarazadas debemos ser especialmente prudentes al decidir automedicarnos, ya que no todos los antigripales son compatibles con estos estados. Si sospechamos que podemos estar embarazadas, párate y piensa antes de comenzar con la automedicación.
En la mayoría de los casos de las infecciones de vías respiratorias -que van desde un simple resfriado a una gripe- el origen es vírico, por lo que los antibióticos no sirven para detener la enfermedad. Lo único que hay que hacer es tomar control de la temperatura y esperar a que se nos pase, manteniendo a raya los síntomas más molestos.
Dado que el sistema inmunológico no responde muy bien a las infecciones cuando se está embarazada, las mujeres gestantes tienen más probabilidades a desarrollar un cuadro grave de gripe, por lo que se recomienda extremar las precauciones para mantenerse saludable durante todo el periodo del año que dura gripe. Tanto si estamos buscando un embarazo como si ya estamos embarazadas, es recomendable vacunarse contra la gripe. Aunque si no lo hemos hecho y presentamos algún síntoma, seguramente nos asalte la duda sobre qué medicamentos podemos tomar y cuales no; bien, en principio, y si el médico no indica lo contrario, ninguna mujer embarazada o que crea estarlo debe automedicarse. Si dudamos acerca del consumo de cualquier fármaco debemos dejar que sea el médico, ginecólogo u obstetra quien decida si podemos o no consumirlo. Los medicamentos pasan de la madre al feto a través de la placenta y pueden afectar a este de varias formas, ya sea actuando sobre el feto y causando lesiones o desarrollando anomalías, alterando la función de la placenta, estrechando los vasos sanguíneos y reduciendo el intercambio de oxígeno y nutrientes entre el feto y la madre o provocando la contracción de los músculos del útero y lesionando así indirectamente al feto al reducir la cantidad de sangre que recibe.
¿Qué podemos utilizar?
Uno de los medicamentos más utilizados para frenar los síntomas catarrales es la aspirina, y esta es la primera que debemos guardar en un cajón durante el embarazo y la lactancia. El ácido acetilsalicílico está totalmente contraindicado; algunos estudios afirman que si se toma en las primeras semanas de gestación aumenta el riesgo de aborto espontáneo, mientras que si se hace al final del mismo puede determinar el cierre del conducto Botallo, un vaso arterioso fetal muy importante para la circulación sanguínea del futuro bebé. Asimismo, si se toma durante la lactancia puede pasar a través de la leche materna y originar el síndrome de Reye, una enfermedad rara pero muy peligrosa y potencialmente letal. Así, el resto de los fármacos de la familia de la aspirina, como el ibuprofeno, tampoco son recomendables, durante el embarazo, ya que, recientes estudios han confirmado su peligrosidad.
Un fármaco que sí parece seguro para tratar las infecciones con fiebre y malestar durante el embarazo es el paracetamol, un antipirético encargado de bajar la temperatura corporal y controlar la fiebre. Después de muchos estudios los especialistas no tienen ninguna duda sobre la inocuidad del mismo, tanto para la madre como para el feto. Eso sí, es preferible evitar aquellos que combinan paracetamol asociado a otros principios activos, si uno de esos es tu preferido para controlar los síntomas gripales, consúltalo con tu ginecólogo antes de tomarlo.
Por otro lado, los jarabes contra la tos, en la mayoría de los casos son productos cuya eficacia deja mucho que desear. Además, no existen muchos datos sobre su seguridad durante el embarazo, por lo que, es mejor evitarlos. Los aerosoles descongestionantes, por su parte, contienen un principio activo vasoconstrictor que, si se consume en grandes cantidades, actúa sobre los vasos sanguíneos de la placenta provocando hipertensión a la futura madre mientras ponen en peligro el bienestar fetal, así que, toca extremar las precauciones y ser especialmente prudente con el uso de estos medicamentos.
En resumen, cuando se está buscando un embarazo -y cuando de hecho ya se está embarazada- es muy importante poner todo de nuestra parte para evitar coger un simple resfriado. En caso de enfermar es importante controlar la enfermedad, pues en las embarazadas, un simple catarro tiene más posibilidades de convertirse en algo más grave. Si crees que estás embarazada y sientes que te estás poniendo mala, no dudes en hablar con tu médico, por muy acostumbrada que estés a sentir ese tipo de síntomas y ponerle remedio tu misma. Es importante que sea él o ella quien nos aconseje qué medicamentos debemos o no tomar.
