Ser madre es muy personal y a cada una le cambia la vida de una manera distinta, eso sí, a todas les cambia de alguna forma. Hay quien dice: yo nunca seré una madre de cual o tal tipo y a la hora de la verdad, supera con creces esa no expectativa y se ve realizando cosas que un año antes hubiera jurado que jamás haría.
Asimismo hay ciertas cosas que son bastante generales en todas las madres, seas del tipo que seas. Puede que te hayan advertido antes sobre ellas, pero ahí van nuestras advertencias ¿estás segura de estar preparada para estos cambios?.
Todos los cuerpos no son iguales
Que no te engañen todos esos cuerpos de famosas al estilo del androide malo de Terminator 2, -ese con capacidad para cambiar su cuerpo en segundos dependiendo de cada necesidad- que reaparecen, quince días después de haber parido, embutidas en pitillos y tacones de escándalo. No sé si con ellas se utiliza algún tipo de truco óptico televisivo, pero lo cierto es que recuperar la figura después de un parto -y las capacidades y ganas de subirse a unos tacones de aguja- suele llevar su tiempo.
¿No te reconoces en ese cuerpo que llevas meses luciendo? ¿pensabas que una vez saliera la criatura del interior de tu útero todo volvería a su forma un pis pas? Pues no, las cosas llevan su tiempo, y el cuerpo es muy sabio y elástico, pero necesita mimos y cuidados para volver a lucir como antes, -excepto las tetas, esas suelen rendirse con más facilidad al poder de la gravedad-.
Las prioridades cambian
Olvídate de ir al cine con la facilidad y regularidad que lo hacías antes de ser madre. Eso de, “mmmm… qué día lluvioso más agradable, vamos a ver que estrenan hoy en el cine” es un pensamiento que tardará varios años en volver a vuestra rutina.
A no ser que tengáis muchas facilidades para dejar a vuestro retoño unas horas con un familiar o amigo, generalmente, ese tipo de planes-cotidianos-improvisados no suelen salir a cuenta si además hay que pagar a una canguro de urgencia. Quien dice cine, dice teatro, concierto, salida nocturna…
Y hablando de salidas nocturnas; en serio, ser padres no elimina de un plumazo la opción de ocio adulto, de hecho es muy recomendable seguir practicándolo de vez en cuando. Sin embargo, puede que, dependiendo de lo cansados que estéis al final del día, decidáis que meteros en una discoteca con música a todo volumen no sea lo más apetecible. Aunque quizá, tomar un refresco con amigos si sea algo deseable -y necesario-.
Mientas vuestro bebé sea muy pequeño, de esos que sólo duermen y comen en cualquier lado, el plan es bastante factible, aunque la cosa se complica a medida que crece y demanda más atención. Si tenéis con quien dejar al bebé a mano, perfecto, si no, lo más probable es que tengáis que turnaros en eso de tomar una caña con amigos.
¿Mitos?
Si sois de los que la búsqueda de un bebé os ha llevado varios meses, ¡enhorabuena! Al menos habréis disfrutado del sexo concienzudamente. No es un tópico; tener un bebé es uno de los mayores anticonceptivos que existe. Es importante luchar contra ello, es verdad, tratar de encontrar momentos para los dos (ja, ja, ja) es fundamental, pero si de repente te ves disfrutando de una sexualidad equiparable a la de la madre de Calcuta, recuerda estas reconfortantes palabras: te lo dije.
Juguetes everywhere
Puede que también seáis de los que les gusta el minimalismo en el hogar. La paz de una pared blanca; la tranquilidad que te da el ver todo en su sitio; los muebles de diseño con cada cosa en su lugar; los objetos justos y necesarios. Bueno, en ese caso, puede que empieces a ver como tu mundo se desmorona poco a poco. Y es que no hay un ser capaz de acumular más cosas que un hijo.
De bebé es controlable; puedes parar los pies a todos esos familiares y amigos que se empeñan en regalaros todos sus objetos sobrantes, -que no cabe duda que algunos de ellos son muy prácticos, pero en serio, la máquina de Nespresso para leche en polvo, no lo es- o a quienes tienen el gusto por regalaros una cantidad ingente de juguetitos para estimular a un bebé de quince días -como si el pobre no tuviera bastante estímulo ya con la vida misma, recordad que acaba de salir de un lugar oscuro y mojado, dadle un poco de tiempo, por favor- pero ¡amiga!, a medida que va creciendo su capacidad para acumular cosas es exponencial.
No habrá carritos ni calienta-biberones pero la casa se te llenará de juguetes de huevo Kinder, muñequitos de nombre impronunciable, disfraces, patines, pinturas, casitas, cochecitos, plastilinas, peluches, dibujos, fotos e incluso de pequeñas basurillas que encuentra por la calle y que atesora como si fueran el anillo de Sauron… Ve preparándote para olvidar el minimalismo y comenzar a abrazar el horror vacui.
En cualquier caso debes saber que la maternidad, es imprevisible y previsible a la vez, te da la mayor de las fuerzas y los miedos más paralizantes, te agota y te da energías al mismo tiempo, te hace ver la belleza de lo más pequeño mientras te hace añorar lo evidente, duele y da gusto. La maternidad es contradictoria, y es bella, y es fea, es sofisticada y es animal. Disfrutar en esa continua montaña rusa física y psíquica se consigue si realmente se está preparado para ello, ¿lo estás?