La gran mayoría de las parejas que están intentando tener hijos han oído hablar de la Fecundación in Vitro (o FIV), y de la Inseminación Artificial. Puede que hasta conozcas a alguien que se ha sometido a alguno de los dos tratamientos, debido a que son los más usados para ayudar a lograr un embarazo. Pero, en el caso de tener que recurrir a ayuda médica para conseguir tu embarazo, seguro que te preguntas “¿cuál de las dos técnicas se adapta mejor a mis necesidades?”
Para contestar a esa pregunta, es importante saber en qué consiste cada tratamiento, así que vamos a explicarlo muy brevemente:
La Inseminación Artificial (o IA)
Es uno de los procedimientos más sencillos en el mundo de la Reproducción Asistida. Consiste en la introducción (siempre realizada por un profesional médico) de los espermatozoides dentro del útero para que lleguen a su objetivo de forma rápida y directa. La inseminación se hace exactamente el día de la ovulación y tras someter a la paciente a una estimulación del ovario para aumentar las posibilidades de concepción. El semen usado para la IA puede proceder de la pareja (en el caso de la Inseminación Artificial Conyugal), o de un donante.
Esta técnica se realiza generalmente en los siguientes casos:
- Si la causa de los problemas para concebir radica en una alteración del cuello del útero que impide o ralentiza la llegada de los espermatozoides al útero.
- Si la paciente sufre endometriosis o una alteración en el ciclo provocada por síndrome de ovarios poliquísticos, anovulación, etc.
- Cuando resulta difícil o imposible el depósito de semen en la vagina de la mujer debido a vaginismo, eyaculación retrógrada o impotencia sexual, entre otras causas.
- Cuando el hombre tiene alguna alteración del semen o los espermatozoides. Si la alteración es moderada, se puede realizar la Inseminación Artificial Conyugal; pero si los problemas son graves, se recurrirá a realizar la inseminación con semen de donante.
- Cuando no se ha detectado el origen de la esterilidad.
- Si existe alguna incompatibilidad entre el esperma y el aparato reproductor de la mujer.
- En el caso de que no exista pareja masculina, ya sea porque la paciente ha decidido ser madre soltera, o en el caso de una pareja homosexual femenina, en cuyo caso habría que recurrir a semen de donante.
En España se realizan alrededor de 23.000 inseminaciones artificiales al año, con una tasa de éxito sobre el 15-20%. Sin embargo, aunque estas cifras son muy buenas, están por detrás de la Fecundación in Vitro, que ofrece resultados sensiblemente más elevados.
La Fecundación in Vitro (o FIV)
Es un procedimiento más complejo que la IA, ya que consiste en unir un óvulo con un espermatozoide en el laboratorio, para implantarlo posteriormente en el útero de la paciente, donde se desarrollará el embrión. Esta técnica consta de cuatro pasos: la estimulación ovárica, la extracción del óvulo mediante punción folicular, la fecundación con los espermatozoides previamente seleccionados, y la transferencia ovárica, durante la que se reimplantan los óvulos ya fecundados en el útero de la mujer.
Una gran ventaja de esta técnica es su versatilidad, ya que se puede realizar con óvulos y semen de los cónyuges, o con semen u óvulos de donante.
La FIV está especialmente recomendada si:
- La mujer tiene las trompas de Falopio con obstrucciones o endometriosis grave.
- Si la calidad del semen es baja, pero suficiente para llevar a cabo la fecundación. Si los problemas en el semen o en los espermatozoides son muy elevados, se recurriría al uso de semen de donante.
- Si la calidad o cantidad de los óvulos es baja. Al igual que con el semen, si los problemas son graves, se recurriría al uso de óvulos de donante.
- Si la esterilidad es de origen desconocida.
- Si han fallado otras técnicas de Reproducción Asistida, como la IA.
- En el caso de parejas homosexuales femeninas o madres solteras, que decidan optar por esta técnica para concebir.
Las probabilidades de éxito de la FIV varía dependiendo del resultado de los estudios de fertilidad que os hayáis realizado previamente, pero cerca de un 25% de las parejas que se realizan el tratamiento consiguen su embarazo tras un ciclo de FIV.
Otro factor a tener en cuenta antes de considerar recurrir a una u otra técnica, es el precio que tiene cada una: mientras que una Inseminación Artificial oscila entre los 600 y los 1.400 euros, las FIV más económicas rondan los 3.000, y pueden llegar a los 5.000.
Esperamos haberte ayudado a despejar algunas de tus dudas, pero ten siempre presente que el médico es quien debe decidir qué tratamiento es el ideal para ayudarte a lograr el embarazo tras haber analizado tu historial y tus necesidades.
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