En la mayoría de los casos, detrás de la infertilidad masculina, se encuentra una mala calidad del semen. Bien a consecuencia de una baja concentración de espermatozoides, bien a una escasa movilidad o morfología deficitaria de los mismos, o bien a problemas con la fragmentación de su ADN, estos problemas seminales dificultan, e incluso impiden, que se produzca el embarazo. Además, en los últimos 40 años, y a consecuencia tanto del estilo de vida actual como del aumento de la contaminación, el esperma está sufriendo una considerable baja en su calidad, por la que incluso, podríamos casi hablar de una crisis del esperma actual.
El tabaco, el alcohol, la contaminación, la vida sedentaria, el sobrepeso, la mala alimentación… todos estos son factores sociales que contribuyen a reducir significativamente la calidad del semen, una combinación de ambos puede ser el origen de una rápida disminución de la producción de esperma, por lo que, en muchos casos, un cambio de hábitos puede ayudar a conseguir el ansiado embarazo.
Si queremos mejorar la calidad del esperma debemos procurar cuidar tres aspectos: por un lado, prestar atención a ciertos hábitos adquiridos que afectan significativamente a la salud reproductiva. Debemos procurar no sobre calentar los testículos; si estos se encuentran en una bolsa fuera del cuerpo no es por que sí, es porque necesitan mantenerse a una temperatura más fresca, por ello, trabajar con el portátil sobre las rodillas, llevar ropa muy ajustada, darse baños calientes o saunas, no son acciones muy recomendadas para mantenerlos frescos. Asimismo, cuando realicemos cualquier deporte, es aconsejable utilizar un suspensorio, ya que, un golpe en los testículos podría dañar gravemente a los espermatozoides.
Reducir el estrés también es altamente recomendable; el trabajo y el ritmo de vida nos expone a un alto nivel de estrés, que se puede ver aumentado cuando buscamos un embarazo que no llega. Hay varios estudios que demuestran que ante situaciones de mucho estrés la calidad seminal se ve gravemente alterada, por lo que, tanto para la búsqueda de un bebé, como para cualquier otro aspecto de nuestra vida, es importante tomar medidas para alejar el estrés de nuestra vida.
El alcohol sin moderación, el tabaco, las drogas y los antidepresivos tampoco son buenos amigos de la fertilidad. Este tipo de sustancias aumenta los niveles de tóxicos en nuestro organismo, lo que afecta a la producción espermática. La marihuana, en concreto, es una de las que más efectos tiene sobre los espermatozoides, ya que los cannabinoides que contiene actúan de manera muy negativa sobre diferentes parámetros seminales. Asimismo, aquellos hombres que estén obligados a exponerse a productos químicos, deben hacerlo con toda la protección posible.
El segundo de los aspectos que debemos cuidar es la alimentación. En los últimos años se ha demostrado como la dieta condiciona la fertilidad masculina. Entre estos estudios se destaca que las grasas saturadas reducen en un 41% la concentración de los espermatozoides en el semen mientras que una rica en omega-3, mejora la morfología de los mismos. También se ha demostrado la importancia que juegan los antioxidantes y vitaminas tanto en la movilidad como en la morfología y concentración del semen. Estos nutrientes participan en la producción de enzimas que participan en la síntesis del ADN, la maduración de los espermatozoides y el desarrollo de los testículos. Los estudios más importantes destacan fundamentalmente el papel de los tres antioxidantes -betacaroteno, luteína y licopeno– en la movilidad, morfología y evitando la fragmentación del ADN. Otro de los aspectos constatados es que la vitamina C reduce el volumen seminal, pero aumenta la concentración y movilidad de los espermatozoides. Otros de los nutrientes fundamentales para la calidad seminal son el ácido fólico, el zinc, el selenio, la L-Carnitina y la Coenzima Q-10. Huelga decir que una dieta saludable pasa por evitar los alimentos procesados y procurar consumir alimentos lo más naturales posible.
El tercer aspecto a prestar atención es el ejercicio. El sedentarismo es uno de los mayores enemigos de la fertilidad. Pero ¡ojo! Tampoco conviene pasarnos practicando deporte, si bien se ha demostrado que el ejercicio regular y moderado puede aumentar el conteo de esperma el exceso del mismo, tiene un efecto adverso, pues puede dañar la producción. Asimismo es muy importante adelgazar si se tiene sobrepeso; no se sabe muy bien por qué, pero la obesidad está relacionada con un bajo conteo de espermatozoides. Uno de los últimos estudios al respecto realizado en Francia, concluía que los hombres obesos eran un 42% más propensos a tener bajo conteo de esperma que los que no lo eran. Entre las teorías que explican esto se especula, por un lado, con que el tejido graso convierte la testosterona en estrógeno, pero también con que los testículos se sobre calientan al tener más masa en los músculos.
Si pese a cuidar todos estos aspectos se sigue sin mejorar la calidad del esperma puede que detrás se encuentren problemas hormonales, algún tipo de infección u otra clase de problemas. En esos casos, será tu médico quien deba indicaros que solución podéis tomar.
Muy buen articulo, mi esposa me lo recomendo, empezare a revizar los 3 aspectos