Si hay algo que no te enseñan y que se vuelve troncal cuando una está embarazada, es el hecho de que el tiempo, de repente -y sólo durante la gestación- se mide en semanas. ¡Ay! La semana, esa medida de tiempo que sólo tenía sentido antes para que una supiera cuando empezaba el fin de ella misma, ahora resulta que es la unidad de medida frente a la que todo gira.
Las mujeres ya no nos embarazamos de nueve meses, nos embarazamos de 40 semanas. Y en este cambio de tiempo, en este volver a aprender a medir en qué momento estamos, una de las cosas que más nos descoloca, es que, nada más faltar nuestra primera regla ya estamos -¡ni más ni menos!- que de 4 semanas. ¿Cómo puede ser eso? ¿cuando comenzaron las otras tres?, ¿qué pasa durante el embarazo para que el tiempo salte, se alargue y expanda como si de repente, se creara un nuevo universo?.
Todo tiene una explicación
La respuesta es mucho más sencilla; resulta que tras un acuerdo internacional entre ginecólogos y obstetras de todo el mundo se acordó que las semanas de embarazo comenzasen a contarse a partir del primer día de la última regla. Obviamente ese día no te quedaste embarazada, lo más probable es que fuera aproximadamente dos semanas después, por lo que, existe un desfase entre las semanas de embarazo y las del embrión. Es decir, un embarazo de, por ejemplo, seis semanas, corresponde a un embrión de cuatro. Por eso, cuando se dice que un embarazo dura 40 semanas, si hacemos cálculos, nos sale a 9 meses y medio, pero debemos tener en cuenta que esas son las semanas desde la última regla. La edad del feto a término si se corresponde con los tradicionales 9 meses (38 semanas).
No se trata de ciencia exacta
Si el embarazo obedeciera a las leyes de una ciencia exacta a todos estos números no le tendríamos que poner delante la palabra “aproximada” y es que, aunque se hacen diversos números para calcular la fecha de parto, esta siempre será aproximada. Cuando se tienen periodos irregulares no se puede saber con tanta certeza cuando fue el momento de la fecundación, algo que es fácil predecir cuando se lleva un control preciso de los días de ovulación, por ello, es durante la ecografía de las semanas 11-12 cuando se mide al embrión para conocer las semanas reales de embarazo. Este es el dato más certero para saber el tiempo de embarazo que tenemos, a veces, coincide con el del día de la primera regla, pero cuando no, el ginecólogo suele establecer otra fecha probable de parto.
Los trimestres también se cuentan por semanas; el primero va de la 1 a la 13, el segundo de la 14 a la 27 y el tercero de la 28 hasta el parto, que suele considerarse a término a partir de la semana 38 (36 del feto).
Aprender a contar en semanas cuando se está embarazada no es difícil, lo complicado es que todos tus amigos y familiares se enteren de en qué momento del embarazo estás cuando les hablas en semanas. Al final, aunque en tu cabeza estés de 27 semanas, a todo el mundo le acabarás diciendo que estás de más o menos 6 meses.

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