Siempre he tenido reglas muy abundantes y dolorosas, ya desde muy jovencita. Recuerdo perfectamente las veces que en el cole iba al baño a cambiarme la compresa por el miedo a mancharme la ropa debido a las “fugas”.
Recuerdo también las migrañas tan fuertes que padecía, además de los dolores de las lumbares y de las articulaciones. Al empezar a mantener relaciones sexuales un nuevo dolor se sumó a todos los que ya padecía.
Pero no fue hasta pasados muchos años, cuando al no quedarme embarazada y tras varias inseminaciones negativas, que me diagnosticaron de Endometriosis, extirpándome por laparoscopia un “mioma de chocolate”. Según nos informaron, la endometriosis no era la causa de nuestra infertilidad, ya que no la padecía en uno de los niveles más grave y a partir de ese momento, nuestras posibilidades de conseguir el positivo aumentaban notablemente. Por desgracia no fue así.
Tuvimos que hacer muchísimos tratamientos más hasta conseguir nuestro deseadísimo embarazo. Fueron 5 años de lucha y 11 intentos de Reproducción Asistida. Pero por fin, todo lo que había sufrido había merecido la pena. Había hecho lo correcto al no rendirme, por seguir intentándolo y confiando en que tarde o temprano lo conseguiría.
Pasado un tiempo nos embarcamos en la “operación hermanito”. Hicimos 3 tratamientos más entre transferencias de congelados y otra ICSI con DGP – (Diagnóstico Genético Preimplantacional)- de la que no obtuvimos ningún embrión apto para transferir. Nos recomendaron no intentarlo más con mis óvulos. En ningún momento relacionaron este resultado con mi enfermedad, solamente con mi “edad avanzada”, es decir, tener ya los 40 años cumplidos. Nunca me había sentido ni más vieja ni más inútil.
Decidí darme un tiempo para recuperarme anímica y físicamente. Después de investigar mucho sobre la endometriosis tomé la mejor decisión de mi vida: dar un cambio radical a mis hábitos de alimentación y de salud en general para intentar mejorar los dolorosos efectos de mi enfermedad. Antes de que transcurriese otro año, sin esperarlo, estaba embarazada de manera natural, ¡la primera vez en 12 años desde que empecé a recorrer este camino de la infertilidad!
Por fin tenía la familia que tanto había deseado. Por fin mi cuerpo había luchado y ganado a la esterilidad que me provocaba mi endometriosis (porque estoy más que segura que era así).
Sé que mi enfermedad no está curada. Por ahora se mantiene estable y ¡sin dolores! Sigo con los mismos hábitos que contribuyeron a conseguir mi “milagrito” porque sé que me ayudan a controlar el avance de la enfermedad, cruzando los dedos para que esta “tregua” dure el máximo de tiempo posible.
¡Ánimo a todas, luchadoras! Un día, estad seguras que diréis que le plantasteis cara a la infertilidad y la vencisteis, no lo dudéis nunca.
Charo Claret
Asesora en Reproducción Asistida
Autora del blog Infertil y Madre
IG: @infertilymadre
Hola me gusta mucho tu testimonio. Que dieta fue la que llevaste a cabo? Un saludo