El aceite de linaza, ¿sí o no durante el embarazo?

El aceite de linaza, ¿sí o no durante el embarazo?

1080 768 Marian Requena González

Tanto durante el embarazo como en la búsqueda del mismo, la alimentación es uno de los factores que hay que cuidar más concienzudamente. De entre todos los alimentos saludables que se recomiendan en una dieta variada y saludable, la linaza suele estar presente; esta planta mediterránea tiene unas semillas ricas en aceites poliinsaturados y ácidos grasos Omega 3 y 6, que la hacen perfecta para prevenir enfermedades cardiovasculares o la posibilidad de desarrollar cáncer e hipertensión, además, eleva la cantidad de colesterol bueno y es ampliamente utilizado para combatir el estreñimiento y cuidar el peso, gracias a su alto contenido en fibra. Sin embargo, en relación con el embarazo surgen opiniones enfrentadas.

Alimento tradicionalmente imprescindible

Tradicionalmente la linaza se concebía como un alimento imprescindible para el momento del parto y la etapa del embarazo y la búsqueda de este, sin embargo, un estudio de la Université de Montréal apuntó que las mujeres que consumían aceite de linaza durante el embarazo tenían un 12% de riesgo de parto prematuro -el promedio normal en mujeres saludables es de un 3%-. Esta correlación sólo se dio en mujeres que consumieron aceite de linaza en el segundo y tercer trimestre, en ningún caso entre las que tomaron las semillas de lino enteras o molidas. Asimismo también se han realizado otros estudios en animales ahondando sobre este tema, que han mostrado efectos hormonales perjudiciales en los roedores tratados.

Sin embargo, son muchos otros los que apoyan el uso de la linaza durante la gestación y el tiempo de búsqueda, por ser alimentos muy ricos en grasas omega-3 y 6, DHA y EPA. Las grasas vitales que esta semilla proporciona, resultan fundamentales para el futuro bebé, por eso ingerirla durante el embarazo puede ayudar al desarrollo nervioso del feto; la DHA en particular se ha asociado con el desarrollo cerebral y ocular. Además, una mujer sólo puede proporcionar estas grasas a su bebé en desarrollo a través de los alimentos, pues el cuerpo no lo produce por si mismo.

También hay quien lo recomienda fervientemente durante la búsqueda del embarazo argumentando que la linaza ayuda a la formación y buena constitución del moco cervical; un moco cervical fértil facilitará el paso de los espermatozoides hasta el óvulo, facilitando así el proceso de fecundación. Los defensores de la semilla del lino, también aseguran que esta ayuda a preparar al útero durante las contracciones del parto y consiguen hacerlo más rápido y menos doloroso.

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Lo cierto es que la semilla del lino no tiene contraindicaciones, y exceptuando las investigaciones que ponen en alerta su consumo en aceite puro respecto a su posible influencia en los abortos, la linaza está considerada un alimento muy saludable y beneficioso. Balancear la necesidad de ácidos grasos omega-3 y los peligros potenciales del aceite durante el embarazo se vuelve fundamental para las futuras madres. Así, entender sus riesgos y beneficios puede ayudar a tomar decisiones acerca de incluirlo o no en nuestra dieta durante el embarazo. En cualquier caso, es recomendable hablarlo antes con el médico para que nos informe de cuándo tomarlo de forma segura o de si existe algún factor de riesgo específico que incremente el riesgo total de embarazo prematuro.